3/9/16

Las confesiones de un bibliófago


Autor: Jorge Ordaz
Fecha publicación original: 1988
Prólogo: José Luis Melero
Fecha edición actual: 2014
Editorial: Pez de Plata

N.º páginas: 133








«... esta suerte de búsqueda del goce absoluto del libro, a través de la sensualidad convenientemente adiestrada, [se halla] impregnada, desde el principio, por el más puro, genuino y leal amor a los libros y a lo que estos representan. Todo lo demás es falsedad e impostura» (p. 80).

Devorar: comer un animal su presa; apremiar un apetito o una pasión violentamente a alguien... Eso es lo que nos pasa a algunos con los libros. Los devoramos. ¿Y quién mejor que esta editorial para publicar esta novela? Los pececillos de plata son bibliófagos, literalmente devoran los libros.

Existe en inglés el término bibliobibuli, formado de biblio (libro) y bibulous, del latín bibere (beber): «the sort of people who read too much». Comerlos, beberlos... se supone, en cualquier caso, que en sentido figurado.


À table!
El protagonista de esta novela evoluciona desde una «misobiblia», u odio a los libros, a una bibliofilia y de ahí a comérselos, no ya con los ojos sino con la boca, quizá como una desviación de su incurable bibliomanía. Y así nace el bibliófago. Él mismo nos narra la historia de su vida en primera persona, ya hacia el final de sus días, desde que descubre su pasión por los libros siendo un niño de principios del siglo XIX, cuando su tío lo introduce en el mundo y las tertulias de los coleccionistas de libros, hasta que se exilia en Inglaterra, donde aprende a encuadernar con virtuosismo y entra a formar parte del Book-eater's Club. 

Dice Melero en su prólogo que Ordaz cuenta esta historia «con un extraordinario sentido del humor». Ese humor reside en la manera natural de narrar y de afrontar unos hechos tan rocambolescos, que realmente desconcierta y asombra al lector. El autor se mueve además con soltura en un estilo erudito, haciendo gala de un léxico casi siempre ilustrado y riguroso que hará las delicias (en sentido figurado... o no) de todo bibliófilo. 

Como el propio Melero señala, es muy escasa la literatura que aborda la bibliofilia. Destaca sin duda El librero asesino de Barcelona, de Miquel y Planas, con cuya reseña inauguré recientemente este blog. 

Estamos, sin duda, ante un libro diferente, una lectura recomendada para todos los amantes de los libros y, si se me permite el guiño, un auténtico bocatto di cardenale. Que aproveche.

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